AMOR, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES
El amor no es una emoción, el amor es más bien un modo de ser, una cualidad que reside dentro de nosotros, independientemente de quien la motiva.
El amor es frío y no apasionado, es acogedor no desafiante, es relajado y no excitable o tenso, es alegre y no deprimido. No es ni una exigencia ni una expectativa, ni tampoco una contorsión del corazón. El amor se ilumina, se expande y se irradia desde dentro de nosotros mismos.
Los sentimientos que tienen un componente emocional constituyen un asunto completamente distinto; además, confunden a mucha gente porque lo mismo os pueden elevar al cielo como hundiros en el infierno. La animadversión y el amor se entrecruzan y alternan con harta frecuencia y, al parecer, no existe modo alguno de encontrar la fórmula que establezca una paz duradera. Nuestros sentimientos y emociones no cesan de perturbar la tranquilidad. Y es precisamente esta faceta de nuestra intimidad, esta capa sutil y normalmente inconsciente, la que necesita ser llevada a un estado de conciencia. La conciencia del propio cuerpo y del propio pensamiento son los dos primeros pasos que hay que dar. Esto es relativamente fácil comparado con el tercer paso: la conciencia de nuestros cambios de humor y de las emociones complejas.
Aunque generalmente los vocablos "emoción" y "sentimiento" se utilizan indistintamente es bueno para trabajarlos, hacer distinción entre ellos.
Existe una gran diferencia entre experimentar una emoción y experimentar un sentimiento. Conocer esta diferencia nos capacita para saber lo que está ocurriendo, cuando está sucediendo:
- Los sentimientos son la expresión en el plano consciente de lo que está pasando en el presente; mientras que las emociones son la expresión insconsciente del pasado, de cosas que han sucedido antes. Los sentimientos son pues conscientes, mientras que las emociones se desenvuelven dentro del ámbito de lo inconsciente.
- Los sentimientos se expresan de manera franca y sin artificios; con las emociones no pasa lo mismo: su expresión se suele evitar, reprimir o demorar y, cuando finalmente se expresan, son a menudo abrumadoras, destructivas o desagradables.
- Las emociones gustan de echar la culpa al otro/a y dicen: "tú siempre...", "tú eres el que ha metido la pata...", etc.; mientras que los sentimientos asumen la responsabilidad y dicen: "Siento que...", "necesito que...", etc.
- Los sentimientos fortalecen el corazón y las emociones endurecen el ego.
- Los sentimientos os acercan más a la persona que amáis, mientras que las emociones pueden separaros.
- Los sentimientos y las emociones tienen características muy diferentes que nos ofrecen experiencias casi opuestas de la realidad.
- Por medio de nuestros sentimientos ensanchamos nuestra energía, nos sentimos ligeros y revitalizados, más cerca del ser que amamos y apegados a la vida. Frecuentemente las emociones nos frenan y nos ponen tensos, cuando no nos hacen experimentar opresión, desesperanza y dolor. Son agotadoras. Nos apartan del mundo y nos pueden hacer sentir que hemos sido dejados de lado por la persona o personas que amamos.
- Las emociones repiten una y otra vez las mismas palabras, año tras año; mientras que la expresión de los sentimientos es siempre renovadora.
- Las emociones representan al ego, mientras que los sentimientos representan al corazón.
- Las emociones se repiten en el tiempo y nos limitan, sin embargo los sentimientos exteriorizados nos dan libertad.
- Los sentimientos nos expanden y nos unen, las emociones nos contraen y nos separan.
-Si exteriorizamos nuestros sentimientos evitamos la formación de sobrecarga emocional.
- Si aprendemos a identificar las emociones tendremos un profundo conocimiento de nuestros patrones de relación.
- Es importante recordar que no somos nuestras emociones.
- Las viejas emociones enterradas son limpiadas mediante la consciencia.